NIGUA.- RD. El pastor y saxofonista Junker Martez todavía
recuerda aquel domingo en que el tercero de sus hijos, Jhon Rafael, dio su
primera nota en la trompeta. Un do grave “muy afinado”, rememora.
¿Qué tiene de especial la anécdota? Jhon contaba apenas con
cuatro años. Ni siquiera podía sostener bien la trompeta.
Hasta aquel día, su relación con el instrumento que habían
desestimado sus dos hermanos (el mayor se inclinó por el saxo y el segundo por
el piano) era más bien un juego.
“Desde muy pequeño mostró interés por la música”, cuenta su
padre. “En vez de jugar con carros, tomaba la trompeta”.
Así que, al ver “la gracia que Dios puso en él”, Junker
comenzó a instruir al niño en la música.
Ha pasado casi una década desde aquellos inicios (Jhon
cumplirá 14 años a principios de octubre) y la inclinación del chico por la
música ya no tiene tintes de juego.
“Yo quiero ser el mejor trompetista del mundo”, dice el
adolescente residente en Boca de Nigua, San Cristóbal.
Persigue su sueño con los ojos puestos en figuras como Miles
Davis, Arturo Sandoval, Wynton Marsalis (trompetistas) y John Coltrane (saxofonista).
Esa lista de favoritos refleja su afición por la denominada
“música de los músicos”.
Le gustan los ritmos tropicales, sí (los ha explorado en la
banda Unción y Poder, en la congregación que pastorea su padre en Nigua).
Además, toca trompeta clásica. Pero lo que siente por el jazz, asegura, va más
allá.
“El jazz es mi pasión”, dice.
Descubrió este género al ver tocar a sus compañeros del
Conservatorio Nacional de Música y su interés lo llevó a inscribirse en la
clase de Improvisación, impartida por Javier Vargas, quien lo ha dirigido en la
Big Band de la institución educativa.
En el Conservatorio llegó otra de sus grandes oportunidades.
Fue seleccionado para participar en el programa de formación Berklee en Santo
Domingo desde su primera versión.
Fruto de esa experiencia, este año obtuvo una beca completa
para el programa de verano de Berklee College of Music.
En Boston, sede de la prestigiosa escuela de música y adonde
viajó en compañía de su padre, estudió composición se jazz, tomó clases
privadas de trompeta y participó en dos ensambles de música y un concierto.
Pero Jhon tiene 13 años y Berklee en Santo Domingo ha sido
concebido para jóvenes de 15 años en adelante. ¿Qué vieron en él los miembros
del jurado seleccionador?
En Berklee
“Jhon es un joven músico muy talentoso”, dijo vía correo
electrónico el trombonista y compositor Jason Camelio, director de iniciativas
globales de Berklee.
Camelio conoció al chico en la primera edición del programa
Berklee en Santo Domingo y recuerda que le impresionó su musicalidad, su sonido
y “la madurez increíble de una persona tan joven”.
Jhon tenía entonces once años.
“Desde que lo conocimos -añade el músico- entendimos que él
es una persona especial con un potencial increíble. A sus 13 años, sentimos que
está listo para estar en los programas de Berklee. ¡Estaremos atentos en su
desarrollo, viendo y escuchando todo lo que tiene y tendrá para ofrecer en los
siguientes años!”.
APOYO FAMILIAR, FUNDAMENTAL
Jhon nació en el seno de una familia de músicos. Su padre y
sus dos hermanos mayores tocan instrumentos musicales; su hermana menor y su
madre cantan.
Perseguir su sueño de convertirse en un gran trompetista
también ha requerido sacrificios por parte de sus progenitores.
Según Junker Martez, un talento como el de Jhon “no puede
quedarse perdido” y es su deber como padre -y como músicoapoyarlo. Además, en
opinión de Junker, “cada instrumento que ponemos en manos de un niño es un
delincuente menos”.
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