A partir del próximo 22 de noviembre, la red social ya no difundirá más publicidad política en ninguna parte del mundo.
We’ve made the decision to stop all political advertising on Twitter globally. We believe political message reach should be earned, not bought. Why? A few reasons…(@jack) October 30, 2019
"Aunque la publicidad en internet es increíblemente poderosa y muy efectiva para los anunciantes comerciales, ese poder trae consigo riesgos significativos en la política", dijo en un tuit Jack Dorsey, cofundador y presidente de la empresa.
"Creemos que el alcance de los mensajes políticos debe ser algo que se gane, no que se compre", dijo Dorsey en un hilo en Twitter en el que anunció la nueva medida.
"Un mensaje político se gana su alcance cuando la gente decide seguir una cuenta o hacer un retuit. Pagar para que se difunda elimina esa decisión, imponiendo sobre las personas mensajes políticos altamente optimizados y dirigidos. Creemos que esa decisión no debería ser puesta en riesgo por dinero", manifestó.
Los detalles de cómo funcionará la prohibición serán divulgados el próximo 15 de noviembre. Por lo pronto, se sabe que la medida no afectará aquellos anuncios destinados a estimular a los ciudadanos a inscribirse en el registro de electores.
Dorsey anunció la medida en un momento muy particular, cuando Estados Unidos está a punto de entrar de lleno en la campaña para las elecciones presidenciales de 2020 y cuando, de hecho, el Partido Demócrata se encuentra plenamente imbuido en el proceso para escoger al candidato que intentará arrebatarle la presidencia al republicano Donald Trump.
El tema de la publicidad política en redes sociales es muy polémico en Estados Unidos y Reino Unido desde que surgieron denuncias sobre los intentos de manipular a los votantes a través de la difusión de mensajes falsos en redes sociales tanto para la campaña presidencial de 2016 en la que fue electo Trump como en el referéndum británico sobre el Brexit.
En las redes, además, el mensaje político se mezcla con las opiniones personales de cientos de millones de personas y no está sometido a reglas, por lo que apenas hay controles o manera de contrarrestar la desinformación y los bulos. La información va directamente de una campaña o de un grupo de interés al usuario específico al que quiere convencer, sin contexto ni posibilidad de exponerle a otras ideas. El escándalo de la empresa Cambridge Analytica, que utilizó datos obtenidos de Facebook para localizar con enorme precisión los votantes que podían darle a Trump la victoria, reveló al mundo la forma en que se pueden utilizar las redes.
“Los anuncios políticos en Internet presentan desafíos completamente nuevos para el discurso cívico: la optimización de mensajes a través del aprendizaje de las máquinas, el microtargeting (apuntar con minúscula precisión a personas concretas), la desinformación sin control y los deep-fakes (imágenes manipuladas de manera tan sofisticada que el truco es indetectable). Todo cada vez con más velocidad, sofisticación, y a una escala apabullante”, dice Jack Dorsey.
Dorsey explicó que en lo referente a la política, la publicidad en internet trae riesgos significativos pues puede usarse para influir a los votantes y afectar la vida de millones de personas.
"No es creíble que nosotros digamos: 'Estamos trabajando duro para detener a la gente que intenta sacar provecho de nuestros sistemas para difundir información falsa, pero si alguien nos paga para dirigir y forzar a la gente a ver su anuncio político…bueno…ellos pueden decir lo que quieran'", apuntó.
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