El ataque de Estados Unidos contra una red de túneles en el
este de Afganistán con la llamada "madre de todas las bombas" (el
arma no nuclear más potente jamás empleada en combate por el ejército
norteamericano) mató a 36 combatientes del grupo extremista Estado Islámico y
no dejó ninguna víctima civil, confirmaron las autoridades afganas el viernes.
Varias cuevas y reservas de municiones de la milicia radical
quedaron destruidas, según el comunicado del Ministerio afgano de Defensa. El
ataque aterrorizó a los habitantes de las aldeas a ambos lados de la frontera
entre Afganistán y Pakistán con su "explosión ensordecedora".
El cuartel general estadounidense en Kabul dijo que la bomba
fue lanzada en torno a las 19:30, hora local del jueves, sobre un complejo de
túneles en la provincia de Nangarhar, donde operaba la filial afgana del Estado
Islámico. El objetivo estaba cerca de la frontera con Pakistán.
Washington estima que hay entre 600 y 800 combatientes de
ISIS en Afganistán, la mayoría en Nangarhar. Estados Unidos se ha concentrado
en combatirlos al tiempo que asiste a las fuerzas afganas en su lucha contra el
Talibán.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, definió la
operación como una "misión muy, muy exitosa".
La bomba, conocida oficialmente como GBU-43B, o MOAB (siglas
en inglés de "arma de artillería aérea masiva", pero también de
"madre de todas las bombas", como la apoda la Fuerza Aérea), contiene
11 toneladas de explosivos.
El hospital central en la provincia oriental de Nangarhar no
recibió muertos ni heridos del ataque, afirmó Inamullah Meyakhil, portavoz del
centro médico.
No hay propiedades civiles cerca del lugar donde impactó la
bomba, afirmó el gobernador del distrito, Ismail Shinwari.
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