En Brasil un juez emitió una orden de suspensión del
nombramiento de Luiz Inácio Lula da Silva, ex presidente, como nuevo jefe de
gabinete de su sucesora, la presidenta Dilma Rousseff.
Por otro lado, el abogado Joaquim Pedro Rodrigues, radicado
en Brasilia, dijo que si la juramentación ya tuvo lugar, la suspensión no
entraría en vigor hasta que haya una decisión final al respecto.
También cree que aunque Lula da Silva no será capaz de
ejercer las funciones de su cargo hasta tanto se resuelva la apelación a la
suspensión, pero que si disfruta de los beneficios legales que conlleva su
cargo (que la Corte
Suprema sea la instancia que tenga que autorizar la
investigación en su contra).
Los detractores de Rousseff la acusan de haber orquestado
una maniobra que tiene el propósito de evitar una posible detención de Lula da
Silva, quien menos de dos semanas atrás fue arrestado y conducido para que
declarara en una investigación por corrupción en la petrolera estatal
Petrobras.
Sólo la
Corte Suprema brasileña puede autorizar que un miembro del
gabinete, como lo es ahora Lula da Silva, responda a acusaciones en un proceso
penal. Rousseff ha dicho que el nombramiento de Lula da Silva no tiene nada que
ver con los problemas legales que afronta el otrora popular ex mandatario y
dijo que él la ayudará a encarrilar la economía del país y será punta de lanza
de la lucha para evitar un juicio político en su contra por irregularidades en
el manejo de fondos fiscales.
El juicio político, no obstante, dio un paso más el jueves
cuando la Cámara
de Representantes brasileña dio vía libre para la creación de una comisión
especial que adelantará el proceso.
La rabia que generó el nombramiento de Lula dio lugar a
masivas protestas en Sao Paulo y la capital Brasilia, donde unos tres millones
de manifestantes, con muñecos inflables del ex mandatario, vestido como
presidiario, bloquearon las calles principales.
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