Segundo Despertar: Nuestra Conducta Moral

Por Edwin Santana

Rosa Rosario es una amiga que reside desde hace muchos años en los Estados Unidos de América, pero se mantiene al pendiente de todo lo que ocurre con nuestro país y se preocupa por nuestros males, que son sus males, a nivel político, económico, cultural, etc.

Esa preocupación llegó a colación hace unos días cuando, en una conversación, me expuso su pensar acerca de la actitud lasciva generalizada de nuestras jóvenes y adolescentes en el presente.

“…Visten en exceso provocativas, realizan bailes sumamente insinuantes y eróticos por demás, utilizan un lenguaje desenfadado, en fin, hacen cosas que no son propias de la edad…” esto y otras cosas me externaba mi citada amiga.

Su preocupación está bien fundada, dado que, aunque muchos justifican esta conducta arguyendo que “los tiempos van cambiando, que ya no son los tiempos de antes en los que las mujeres tenían que usar un faldón y medio fondo”, definitivamente la niñez y la adolescencia, ahora y siempre, serán eso, una etapa del ser humano en la que se adolece de la capacidad de tomar decisiones responsables por sí solo para el bien propio y de la sociedad.

La psicología, ciencia que viene a ser la autoridad en la materia, afirma que los adolescentes luchan por la identificación del Yo y por la estructuración de su existencia basada en esa identidad. Esta lucha envuelve un proceso de autoafirmación que suele aparecer rodeado de conflictos y resistencias, en los cuales el adolescente busca alcanzar la independencia, pero debe ser guiado por los adultos, si se quiere asegurar que esa determinación sea favorable. En este sentido, la mencionada ciencia lleva a cabo una clasificación de los principales problemas que tienen lugar durante la adolescencia. Así, esta determina que existen problemas de tipo sexual, emocionales, escolares, conductuales, de alimentación, de drogas o incluso de abuso.

No sé otro, pero nuestro pueblo no está listo (aunque lo esté haciendo desde hace mucho tiempo) para permitir que sus niñas vayan por ahí provocando sexualmente, por el simple hecho de que, además de que no es lo correcto para esa etapa, tenemos una cultura machista vigente, que hace que el sexo femenino sea visto principalmente como objeto sexual, lo que deviene, naturalmente, en una alarmante cifra de embarazos de adolescentes, deviniendo a su vez en un casi igual número de familias disfuncionales.
No olvidemos que la familia es el núcleo de la sociedad. ¿Y qué se puede esperar de una cosa cualquiera que sea, cuyo núcleo sea disfuncional? Como diría otro gran amigo, el filósofo Joaquín Méndez: reflexione estimado lector, y verá usted por qué lo invito a despertar.
Hay que despertar y empoderarse. Evitar que nuestras hijas, sobrinas y nietas anden por ahí como un óvulo errante. Hay que educar sexualmente desde la familia y permitirle a los niños vivir su infancia; a los adolescentes enfocarlos: a las hembras enseñarles que su valía va más allá de lo sexual y a los varones enseñarles a ser varones, no machos.


El autor es Locutor y estudiante de término de Filosofía
Share on Google Plus

Editor Miguel Feliciano

Lic. en Ciencias de la Com. Social. Productor del Programa Domingo Activo con El Súper Tito, en La Kalle 96.3FM de la Gran Familia Telemicro y la seccion de espectáculos de Cerrando la Tarde, Neon 89.3fm / Pte. del Circulo de Locutores Dominicanos, Inc. filial San Cristóbal. @ElSuperTito1
    Blogger Comment
    Facebook Comment

0 comentarios:

Publicar un comentario